Hace unos años, cuando en casa, desgraciadamente, descubrimos eso que se llama "intolerancia a la leche" y lo llamo de esta forma porque dado que la Seguridad Social no se preocupa de indagar en razones de malestares varios en personas que simplemente se clasifican como "intolerantes a la lactosa" cuando la intolerancia puede deberse a la lactosa, la proteína de la leche o simplemente alguna bacteria estomacal que yo sepa, claro. No soy médico ni lo pretendo y lo que aquí escribo es mi experiencia en este tema. Hasta el día de hoy la información por parte médica ha sido "no tomes lácteos" sin ningún tipo de análisis ni remisión a ninguna clase de especialista. A partir de eso nos hemos dedicado a buscar información, adaptar recetas, mirar etiquetas de todo y aprender de experiencias para evitar males mayores. Una de las cosas de las que nos dimos cuenta pronto fue de que podíamos usar leche de cabra sin problema y, la verdad resultó ser un paso enorme hacia el "poder comer de casi todo". En casa, donde los lácteos eran una parte importante de nuestra dieta, eso nos supuso un alegrón. Poco después de este descubrimiento, en el trabajo, unos vecinos de Segade me comentaron que tenían cabras y leche en aquel momento, como yo nunca la había probado natural me regalaron una poca, aunque el sabor no sea exactamente el mismo, la usé para salsas sustituyendo la crema de leche de vaca y muy bien.
La culpa de mi interés en el jabón elaborado con leche se debe a un aporte a una colección de "jabones para aprender" que tengo. Me trajeron de Francia un Jabón de Marsella con leche de burra y empecé a estudiar sobre el tema. Hace cosa de un mes, estando yo en esta etapa jabonil mía de jugar con ingredientes que aceleran la traza, volvieron estos vecinos, Suso y Lola, al balneario y les pregunté si tenían leche y si, así que ahí comenzó mi proyecto de jabón de leche de cabra. Hice tandas pequeñas para estudiar temperaturas y probé aromas.
Este es el primero que me gustó, aunque formó esos pequeñitos grumos de grasa de leche saponificados al mezclarla con el hidróxido de sodio, había conseguido que no se me quemase la leche y una gelificación uniforme. Es muy importante trabajar a temperaturas muy bajas y que los ºC de aceites y solución de hidróxido de sodio sean los mismos. Yo trabajé a 37ºC exactos. Decidí a usar aceite esencial de Litsea Cubeba como aroma y mi oleato de Geranio Egipcio para el SE, más que nada porque, además de oler de maravilla, sigo decantándome por jabones simples en composición y formatos tratando de usar ingredientes lo más ecológicos y menos manipulados posible, además de encantarme todos los aportes de gente amiga que me cuenta donde puedo encontrar qué, trae sus productos de casa para que yo los convierta en jabón o me dan recetas y trucos de remedios varios. Mi búsqueda de la pastilla de jabón perfecta sigue ciñéndose a lo que para mí es más básico. Mi razón es que, a medida que voy aprendiendo más, me voy dando cuenta de que, como en cocina, la mezcla de 1.000 ingredientes favorables a un propósito acaban ayudando lo mismo que usando muchos menos con las mismas propiedades, se disminuye el margen de posibles errores, los costes... yo, al menos de momento, lo que quiero es un jabón simplemente eficaz y agradable, que no es poco.
La leche de cabra es un ingrediente fantástico para hacer jabón y sinceramente no es necesario elaborar una receta específica, basta con sustituir el agua total o parcialmente de tu receta favorita teniendo en cuenta que hay que tener cuidado al mezclarla con el hidróxido de sodio para que no se queme. He aquí alguna información que iré completando:
A este también se le ven chispitas, la diferencia con el anterior es que estas las he puesto yo.
- hidratante
- nutriente además de controlar el acné y dar alivio a la piel que sufre de psoriasis y eczema. - por gran cantidad de nutrientes y minerales (vitaminas C, B1, B6, B12, E) y su acción antiinflamatoria
- calmante
- suavizante
- antioxidante principalmente por su contenido en vitaminas A y E que no sólo se encargan de suavizar las arrugas, sino que, sobre todo la vitamina A, ayuda a controlar el acné y aliviar las pieles atópicas.
- antibacteriana por la similitud de su pH con el de la piel humana
- exfoliante por su contenido en alfa hidroxiácidos que ayudan a limpiar la piel de células muertas
- reparadora , entre otros, contiene selenio, mineral importante en la prevención de cáncer de piel y también protege de daños que pueden ocurrir por gran exposición al sol
- humectante profunda puesto que posee emolientes y triglicéridos naturales
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