Existe una amplia gama de jabones, por lo que tenemos que escoger el que más nos convenga según la necesidad:
Jabones comunes: Los de toda la vida, suelen estar fabricados a partir de sebo graso y sodio o potasio. Pueden ser utilizados para el cabello y para cualquier tipo de piel.
Jabones humectantes: Hechos con aceites vegetales, o cremas y grasas. Estos jabones están especialmente indicados para las pieles secas, dañadas o con necesidades de mucha hidratación.
Jabones suaves: Combinan aguas termales con otros elementos, y están indicados para las pieles sensibles.
Jabones líquidos: No tienen pautas específicas sobre su composición.
Jabones dermatológicos: Con agentes de limpieza sintéticos, muy suaves y a los que se le añaden componentes vegetales que favorecen el cierre de los poros de la piel.
Jabones de glicerina: Son muy recomendables para pieles grasas con muy buen resultado.
Jabones terapéuticos: su función es la de tratar algunas enfermedades de la piel y para tratar la limpieza en profundidad del cutis.
Existen otros tipos clasificados, algunos de ellos creo que necesitan más protagonismo, así que iré dedicándoles posts propios.
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